3.11.09

Recuerdos...


Probablemente estaba cerca la madrugada y ella seguía frente a la computadora, sus padres y hermano yacían dormidos desde hace algunas horas, una música muy tenue para no despertarles se dejaba escuchar por la bocinas, los ojos cada vez mostraban que el sueño y cansancio comenzaban a apoderarse de su cuerpo, una platica insípida con algunos amigos, visitas a páginas webs que no era de su interés, sin embargo le divertían y mantenían ocupada; "un nuevo contacto te agrego" se podía leer en la ventanilla que acababa de abrirse instantáneamente, -alguien quien no conozco como siempre- se dijo para si misma, -está bien lo aceptaré, al final terminará en el grupo de "Gente X" que ni me viene ni me va-, un click se escucho por las bocinas y continuó, con insípidas platicas y la ya acostumbrada perdida de tiempo.
Una nueva ventana se había abierto, el naranja intermitente de la ventanilla era acusador para aquellos ojos cansados y ya casi cerrados, esperando leer un -hola- de aquel contacto desconocido que había escrito para ella, pero, no fue así, toda una oración se posaba ante sus ojos la cual capto su atención e hizo que se despertará un poco, -eres única como el cortometraje de un película- leyó, una y otra vez, ¿quién es? ¿de dónde me conoce?, las preguntas básicas que han de surgir al momento de leer algo de esta índole viniendo de una persona desconocida, -¿quién eres y de dónde obtuviste mi correo?- escribió estrepitosa y torpemente con la manos frías expuestas al teclado, lo dedos comenzaron a golpear la mesa uno a uno, esperando la respuesta, cada vez más rápido hasta que por fin apareció la nueva oración, -me dejaste tu correo en un página, de igual forma te deje el mio, pero tengo dos y este lo uso solamente cuando no quiero que la gente me moleste-, -ok- escribió instantáneamente, pensando en que escribirle a este nuevo extraño que estaba por conocer...

Fue así como lo conoció, el hombre que le cambio la vida, el hombre con el que a veces sueña, el hombre que, en aquel momento que se vuelva a encontrar frente a él por las sucias calles de alguna Ciudad, solamente le sonreirá y ella continuará con su camino, porque, para él no bastará saber y comprender, que parte de su felicidad está en su soledad, pues, ella sólo pedirá un abrazo, cuando el frío se apoderé de su cuerpo.