...En ningún momento sus labios rozaron los míos, se entretuvieron besando mi cuello, por un momento, en algunos momentos, nuestras caras se deslizaron cerca la una de la otra, sin embargo, su boca, fue la dulce tentación de la que no probé su sabor...
La noche transcurría como cualquier otra, la razón de la visita a su casa era simple y llanamente el "cotorrear" un rato, los planes -siempre los planes- eran regresar temprano a dormir, el final, ni siquiera me cruzó por la cabeza, pues, desde hace tiempo no estoy en busca de...
Creo fielmente que esa cerveza de lata y comodidad en el estar, marcaron la diferencia, en realidad, ni siquiera pretendo contarles que fue lo que paso antes, seria mucha "paja" para llegar a donde voy...
...tras salir del baño, lo encontré con una mano recargada en la pared, con los ojos cerrados, su silueta era casi como cualquier otra, un barón alto, delgado, cabello rizado hasta el hombro, despeinado, con los pies cruzados, esperando con su ya conocida pose despreocupada, se limitó a decir -tengo sueño-, estire mi mano para despejarle la cara de sus cabellos, mientras tanto le decía que no había problema, que durmiéramos un rato y que me levantaría temprano para irme a casa; tras no ver su respuesta, sonreí, lo tome de la mano y lo dirigí hasta su recámara, nos pusimos cómodos, él se quedó con el torso descubierto, yo solamente los brazos -ya que siempre uso una blusa de tirantes de bajo- fue más que suficiente.
Juguetón, como siempre, comenzó a jalarme los tirantes de la blusa, advirtiéndome que no me dejaría dormir, lo cual no me molestó -de hecho era agradable- tras su continua insistencia, comenzamos a platicar, a molestarnos, a jugar. Los tirantes, nos llevaron a "jalarnos" el cabello, para pasar a lanzarnos mordidas, los hombros, la espalda, el estomago, las manos, los brazos, todo aquello que estuviera descubierto era mordible, las carcajadas, las quejas de dolor, eran continuas, nuestros cuerpos engranados de tal manera, que ambos podíamos mordernos sin problema alguno, pausa... las pautas nos dejaban retomar el aire, y maquilar cual sería el siguiente ataque.
En algún momento, él se encontró sobre mi, mi agitación sólo me hacia sonreír y pedirle que se detuviera, me levantó un poco con su brazo, y nuevamente comenzó a morderme, sólo que en esta ocasión los pequeños mordiscos iban acompañados de besos, lo que provocó que se desbordarán las caricias y apretones, junto con la respiración entrecortada y relajada, dejándonos llevar poco a poco por el placer que sentíamos al tocarnos, la humedad entre nuestros cuerpos se hizo presente, nos empapamos en sudor, los cambios de ritmo, de posiciones, de gemidos nos llevaron al cenit...
Cofiesome responsable por la sonrisa que transforma mi rostro esta mañana, confiesome responsable de haber deleitado cada minuto de placer, confiesome responable de disfrutar de su compañía.
La noche transcurría como cualquier otra, la razón de la visita a su casa era simple y llanamente el "cotorrear" un rato, los planes -siempre los planes- eran regresar temprano a dormir, el final, ni siquiera me cruzó por la cabeza, pues, desde hace tiempo no estoy en busca de...
Creo fielmente que esa cerveza de lata y comodidad en el estar, marcaron la diferencia, en realidad, ni siquiera pretendo contarles que fue lo que paso antes, seria mucha "paja" para llegar a donde voy...
...tras salir del baño, lo encontré con una mano recargada en la pared, con los ojos cerrados, su silueta era casi como cualquier otra, un barón alto, delgado, cabello rizado hasta el hombro, despeinado, con los pies cruzados, esperando con su ya conocida pose despreocupada, se limitó a decir -tengo sueño-, estire mi mano para despejarle la cara de sus cabellos, mientras tanto le decía que no había problema, que durmiéramos un rato y que me levantaría temprano para irme a casa; tras no ver su respuesta, sonreí, lo tome de la mano y lo dirigí hasta su recámara, nos pusimos cómodos, él se quedó con el torso descubierto, yo solamente los brazos -ya que siempre uso una blusa de tirantes de bajo- fue más que suficiente.
Juguetón, como siempre, comenzó a jalarme los tirantes de la blusa, advirtiéndome que no me dejaría dormir, lo cual no me molestó -de hecho era agradable- tras su continua insistencia, comenzamos a platicar, a molestarnos, a jugar. Los tirantes, nos llevaron a "jalarnos" el cabello, para pasar a lanzarnos mordidas, los hombros, la espalda, el estomago, las manos, los brazos, todo aquello que estuviera descubierto era mordible, las carcajadas, las quejas de dolor, eran continuas, nuestros cuerpos engranados de tal manera, que ambos podíamos mordernos sin problema alguno, pausa... las pautas nos dejaban retomar el aire, y maquilar cual sería el siguiente ataque.
En algún momento, él se encontró sobre mi, mi agitación sólo me hacia sonreír y pedirle que se detuviera, me levantó un poco con su brazo, y nuevamente comenzó a morderme, sólo que en esta ocasión los pequeños mordiscos iban acompañados de besos, lo que provocó que se desbordarán las caricias y apretones, junto con la respiración entrecortada y relajada, dejándonos llevar poco a poco por el placer que sentíamos al tocarnos, la humedad entre nuestros cuerpos se hizo presente, nos empapamos en sudor, los cambios de ritmo, de posiciones, de gemidos nos llevaron al cenit...
Cofiesome responsable por la sonrisa que transforma mi rostro esta mañana, confiesome responsable de haber deleitado cada minuto de placer, confiesome responable de disfrutar de su compañía.